En muchas situaciones, la falta de conciencia del problema o la misma conflictiva en sí, llevan a la negativa de los hijos a acudir a una consulta.
Lo más práctico y aconsejable suele ser buscar un momento adecuado, no en pleno conflicto; y plantearles con sinceridad nuestra preocupación.
Es mejor no responsabilizarles directamente, sino plantearles que pensáis que puede haber un problema que requiera ayuda externa y que os gustaría que plantearan ellos también al profesional su punto de vista; para que lo tenga lo más completo posible y así nos pueda ayudar.
Es conveniente respetar su decisión aunque no sea la deseada. Con la ayuda del profesional, se podrá ir planteando los tiempos y la mejor manera de conseguir que acuda a consulta.
No se aconseja mentir nunca, ni entrar a chantajes ni compras. La terapia tiene que tener como objetivo la solución del problema.
En ocasiones, en determinados tratamientos, es posible comenzar a trabajar sin la incorporación del adolescente y aún así ir incidiendo en él.